
El balance de situación es uno de los documentos obligatorios de las cuentas anuales de la empresa y refleja la imagen fiel de ésta en un momento dado. Es el resultado de las operaciones contables acumuladas que tienen que ver con los bienes y derechos de ésta, por un lado, y sus obligaciones por el otro.
Aunque la obligación de presentación es anual, para hacer un correcto seguimiento de la evolución de la empresa es recomendable analizarlo con periodicidad mensual o trimestral, en función del tamaño de la empresa y su etapa del ciclo de vida empresarial.
Qué contiene el balance de situación
Como decíamos, el balance es una imagen fiel de la situación de la empresa, estructurada de la siguiente forma:
En la columna de la izquierda se contabilizan los activos de la empresa, es decir, sus bienes y derechos, son los recursos de los que dispone la empresa para afrontar su desarrollo. El activo se ordena por grado de liquidez de los activos que lo componen, arriba los activos menos líquidos y abajo los más líquidos. Contablemente se divide en dos apartados:
- Activo no corriente: aquí se contabilizan los activos a largo plazo, es decir, los activos que podemos convertir en liquidez a un periodo superior a los 12 meses. También se le denomina activo fijo y en él encontraremos, por ejemplo, la maquinaria de la empresa, los activos intangibles como el software informático o las inversiones financieras a largo plazo.
- Activo corriente: en este apartado se contabilizan los activos de la empresa que pueden convertirse en liquidez en un plazo inferior a los 12 meses. Se trata de activos más líquidos que los anteriores y más propios del circuito operativo, como las existencias, las facturas de clientes pendientes de cobro o la tesorería.
En la columna de la derecha tenemos el pasivo u obligaciones de la empresa con terceros ordenados, en este caso, de menor a mayor exigibilidad. Si en el activo tenemos los bienes y derechos de la empresa, en el pasivo tenemos cómo se han financiado esos activos. Contablemente se divide en tres apartados.
- Patrimonio Neto: recoge, fundamentalmente, las aportaciones hechas por los accionistas de la empresa y los beneficios acumulados por la empresa a lo largo de su historia. Se trata de los recursos propios y por tanto los de menor exigibilidad ante terceros, pues corresponden a los propios accionistas de la empresa.
- Pasivo No Corriente: en este apartado se contabilizan las deudas de la empresa con terceros con plazo de devolución superior al año. La partida más habitual en este apartado es la deuda bancaria, por ejemplo.
- Pasivo Corriente: en este apartado se contabilizan las deudas de la empresa con terceros cuyo plazo de devolución sea inferior a 12 meses. Aquí es frecuente encontrar, además de la deuda bancaria, la deuda con proveedores o con hacienda. Esta deuda es la más exigible del pasivo.
La suma de activo y pasivo debe ser la misma, es lo que se llama cuadrar el balance. Puesto que conceptualmente el activo recoge los bienes y derechos de la empresa y el pasivo los recursos con que se han financiado esos activos, es lógico que ambas cifras sean idénticas.
Cómo interpretar el balance de situación
Como decíamos al inicio, lo conveniente es analizar el balance de situación de forma periódica, y conviene hacerlo en conjunto con la cuenta de resultados, que recoge los ingresos y gastos de la empresa en un periodo determinado.
Para analizar el balance lo recomendable es utilizar los ratios financieros, que son divisiones de las diferentes partidas del balance y la cuenta de resultados que nos permiten valorar si las proporciones de las principales magnitudes, en este caso del balance, son las adecuadas.
Por ejemplo, el ratio del fondo de maniobra, que es la división del activo corriente entre el pasivo corriente, nos dará una idea de la capacidad de la empresa de hacer frente a sus deudas a corto plazo con sus activos más líquidos. Cuando el fondo de maniobra es superior a 1 la empresa goza de buena liquidez, cuando es inferior a 1 la empresa tiene problemas de liquidez.
Existen centenares de ratios que permiten interpretar tanto el balance como la cuenta de resultados de la empresa, aunque no es necesario obtenerlos todos para analizar su situación, en general se recomienda escoger un conjunto de ratios que cubran el análisis de la liquidez, la rentabilidad, la solvencia y el endeudamiento, entre 5 y 10 ratios para cada uno de estos apartados es suficiente para tener un análisis exhaustivo con el que tomar decisiones.

Enrique Serrano
Soy Enrique Serrano Fuentes, un emprendedor y experto en Excel con una sólida trayectoria en el sector financiero corporativo. He orientado mi carrera hacia lo digital y emprendedor, y actualmente colaboro con Plantillas Pyme. Me especializo en crear herramientas y recursos prácticos para la gestión empresarial, combinando mi formación en economía, finanzas y marketing con una pasión por la innovación y el desarrollo de negocios.
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